23/11/14

LA GRAN OPORTUNIDAD


Juan José Beltrán salió ese día viernes muy temprano a laboral, el trayecto hasta la empresa lo realizó caminando, casi un kilometro y medio de distancia, ese día había amanecido solamente con 50 bs en el bolsillo que usaría para el desayuno, un mal desayuno que le ayudaría a soportar todo un día de arduo trabajo.

Caminando y sudando copiosamente vio en el piso un billete de 10 y otro de 5 BF. Entre regañadientes maldijo su mala racha y masculló airado. ¡Ni siquiera son dos de cien Bolívares! ¡Qué mala suerte tengo! mirando los dos billetes como gallina que mira sal, malhumorado continuó rumbo al trabajo.

Antes de laborar entraba a la cafetería, allí se podía resolver con un 3X1 y una arepa rellena con lo que quisiera, la arepa costaba 50 y el tres en uno 20, pero solo portaba ese día en el bolsillo 50 para la arepa. Algo inesperado le cambiaría la rutina de las semanas, no esperaba que ese día casualmente la arepa rellena aumentara en 65 BF. 

Juan José por más que regateó con el servicio para que le dejaran la arepa rellena por 50 BF, irremediable recibió un NO rotundo tras otro no, eran órdenes de la administración y le dijeron molestos que ellos no podían hacer absolutamente nada por solventarle el problema de rebaja. Por momentos sintió ganas de destruir el local y caerle a palos a todos los del servicio. En ese instante de ira se le prendió el bombillo y se recordó de los 15 BF que había visto en la calle.

Salió a empellones de la pequeña cafetería y corrió como demonio que lleva el diablo intentando llegar lo más pronto al sitio del codiciado tesoro. Cuando estuvo en el lugar exacto del condenado hallazgo solo encontró hojas y papeles y por más que hurgó, registró y buscó no pudo hallar los dos billete abandonados. 

Regresó con una cara de amargado y sin poder evitar su desgracia paso todo el día trabajando con el estómago pegado del espinazo, hasta que cobrando en la tarde la semana de labor se marchó directo a casa con un hambre que torturaba con matarlo. 

Cuantas veces al paso del día se lamentó el haber despreciado aquellos dos insignificante billetes de 5 y 10 BF. Inevitablemente aquel día de hambre el sol lo acribilló, fueron horas de ayuno, de amargura, de hambre tortuosa que las tripas amenazaron con devorarlo desde adentro hacia afuera. 

LAS OPORTUNIDADES AUNQUE SEAN INSIGNIFICANTES PUEDEN VALER MUCHO Y NUNCA DEBEN DE ABANDONARSE, OLVIDARSE O DEJARSE ATRÁS, QUIZÁS CUANDO QUERAMOS RESCATARLAS PUEDE OCURRIR COMO A JUAN JOSE, SERÁ DEMASIADO TARDE

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