24/1/15

LA PRINCESA NAKASONE, EL CABALLERO Y EL DRAGON DE FUEGO

 Nathalie Portman
Dedicado con nostalgias, cariño y respeto a lidia Nakasone y a Gonzalo Díaz, fueron mis amigos de corazón en RINCÓN DE POESÍA… Dios los bendiga..

Lidia Nakasone fue mi gran primer amor Virtual, fue hermosa amarla en la distancia.

Erase entonces un sueño de niño y una princesa de sueños, y allegase un dragón rojo como el fuego y vomitando rayos de su boca calcinó los sueños del niño y llevase a la princesa a su castillo, entonces el niño viendo que el dragón como el fuego raptaba a su dulce princesa tomo su espada, armadura y caballo y salió en busca de su amada. Después de un largo peregrinar viajando entre duros riscos y arenas tormentosas, se  allegó a las puertas de aquel hermoso castillo, de repente sobresaltado oyó una dulce voz que le decía…
¡Amado mío ven a rescatarme¡
Y los sueños de aquel niño se apresuraron a escuchar la dulce voz de su princesa amada.
Esperad mi princesa, yo os rescataré de ese osado Dragón y lo regresaré a su infernal “rincón” donde emergió para raptarla.
¡Apurad amado mío que me desposara si no llegáis a tiempo!

Cuando se acercó para abrir aquellas puertas selladas y levanto su espada para derrumbar con furia aquellas gruesas telas de madera, levántese el aleteo del vuelo de una paloma blanca y al mirar hacia la parte alta del castillo, diese cuenta que su amada besaba apasionada al Dragón de fuego. Enardecido por aquella infidelidad rompió en llanto y levantando la espada con furia la arrojo al océano y grito diciendo con voz gruesa y metálica como el trueno
¡Prefiero la muerte que esta cobarde traición!

Contemplando la agonía de aquel pobre caballero, voló en fulgurante vuelo el dragón rojo, arrojase al mar y extrayendo aquella espada derrotada, llegase hasta la princesa infiel y entregándosela le dijo.
Matadlo en prueba de que me amáis, miradlo como está, es un pobre demente asido a sus sueños de penas y miserias, ayudadle a terminar con su nobleza de alma perdida entre sus sombras y  termina con su amor imposible, su tristeza y sus recuerdos, tomad la espada y penetra su corazón..

La princesa tornase en mala gesta y olvidando las cosas hermosas de la vida, ennegreció tenaz su hermoso semblante, tornase su corazón más duro que una piedra de cilicio y dejando correr su última lágrima buena, le enterró el acero en el pecho al caballero.

El caballero aferrase con fuerza a la espada y viendo su sangre destilar entre sus manos temblorosas, levanta su rostro calcinado por el dolor, gimiendo con agonía hurgó con sus ojos la mirada de la princesa como  buscando un porqué y aunque fuese una gota de amor, sin embargo,  observó adolorido solo hielo en los ojos de la princesa y ya sin fuerzas derrumbase al suelo murmurando penosamente sus últimas palabras de despedida.
Te perdono mi princesa, te perdono, solo puedo decir te amo, eso no cuesta nada deciros…

En su último estertor soltó una lágrima que juntándose con su sangre salpicó la entrada de aquel escabroso castillo, creciendo de repente en el portal dos rosas rojas que alumbraron con destello de aurora el oscurecido umbral.

Diese cuenta aquella princesa de su mal y arrojase sobre el yerto príncipe, pero era demasiado tarde, aquél niño, aquel infante, aquel caballero, aquel poeta había muerto para siempre.
Ella enjugase las lágrimas y arrepentida mirando un punto indefinido quiso morir por lo que había hecho y sacando la espada del pecho ensangrentado del caballero la levantó en alto para hundirla en su corazón,  dijo:
Tarde me he dado cuenta de tu amor, uniré mi sangre con la tuya, abriréis mi corazón porque noble fue tu amor y yo una desgraciada…
El dragón de fuego trato de impedir aquella muerte anunciada, llegó tarde, la princesa enterrase el hierro entre su carne blanquecina que tornase roja con el liquido vital de sus venas.


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