24/1/15

CON EL DESEO MÁS INTENSO

Ana de la reguera
   Con el anhelo más recóndito y voraz como un antropófago de deseos carnales, incidí a besarla, su néctar cálido y enervante brillaba difuso en sus labios temblorosos, un deseo incontrolable recorría la punta inquieta de su lengua querendona y su líquido exquisito se escurría como ungüento ardiente por mis labios en vigilia.

    Pase con suavidad extrema la punta del dedo sobre aquel hilo de deseos pasionales y embutido por las sensaciones más profundas, acaricié con delirios perturbadores la punta de aquella carne viva entre mis dedos, me acercó sus labios provocadores y cerrando los párpados adormecidos bajo aquel fuego hechicero, apreté sus labios con furia inédita en los míos, eran sensuales, aterciopelados, carnosos, un hibrido de tensiones nerviosas, puras, sin control, sus labios estaban enrojecidos por el roce constante y las frágiles mordidas enloquecidas que le propinaba con delirios inimaginables. Me sumí entre un dormitar de sensaciones indescriptibles, mi sistema nervioso estaba a punto de colapsar.

   Cerré aún más mis ojos con una pasión ininterrumpida y dejé que miles de imágenes eléctricas se estrellaran en mi mente con  ebullición efusiva. Perdí el control de mi existir y su lengua inundada de húmeda implosión arrasadora, impulsó que me estrellara de súbito con un cristal invisible, cual interpretó con violencia imaginaria una bulla ensordecedora.

  Un calambre de fuego se deslizo desgarrador por mi espina dorsal y rasgó con turbulencia el coxis enmudecido y curtido por el sistema de la pasión intravenosa.

    Mi mano derecha incendiada por millones de cosquilleos ineludibles,  se aferró con grosuras inquietantes a sus mejillas hirviente y la izquierda atrajo con fuerza su cuello por la parte posterior para traerla enloquecido, era un torbellino frenético, interminable, inolvidable, efervescente, desbastador y con una consigna bélica viajando frenética en la sangre: amarla insaciablemente, la dama acalorada por los disturbios precipitados, explosionaba sujeta a una ternura que se expandía con fuego arrasador.

   El deslizar de su mano por mi pecho me paralizó el alma, un chorro de emociones nunca antes sentidas se apoderaron con furia inédita de mi existencia oportunista.

   Atrape su lengua empapada por el sudor de los deseos  y entusiasmada la enroscó con la mía, su frescura a herbal y a menta alcoholada era alucinante, su fuerza de tracción subyugante me absorbía las energías del espíritu que ya no tenia y eran de ella, su músculo de contracción enervante me hacia cerrar los ojos, hasta hacer brotar sabia dulce del cristal de las lágrimas, su suavidad y succión embargable dominaban mis antojos enloquecidos, solo deseaba pernoctar en su boca hasta morir anudado de sus labios húmedos, exquisitos, adictos, frescos como aguas de un rio diáfano y candentes como lavas de un volcán encendido...

   Mientras transcurrían los segundos, ella tierna, delicada y sustanciosa, desfallecía de pasión en mis brazos y no sé cuando perdí la razón al quedar embriagado con su licor de 120º grados.

   Cuando logre volver en sí ella me estaba mirando ahogada de gemiros, llorando incesante sus sentimientos alborotados y construyendo sensaciones por mantener aquellos anhelos apasionados y con el sabor de no querer culminar lo iniciado.

 Después de un brevísimo tiempo y de suspiros entrecortados, volvió con violencia  desbordada a entregarme de nuevo su boca con más fuerza enloquecedora.


¡Ah! Es el deseo más intenso que he llevado por dentro…

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