LA GRAN OPORTUNIDAD
Juan José Beltrán salió ese día viernes muy temprano a laboral,el trayecto hasta la empresa lo realizó caminando, casi un kilómetro y medio de distancia, ese día había amanecido solamente con 50 BF en el bolsillo dispuesto para el desayuno, un desayuno que le ayudaría a soportar toda una jornada de arduo trabajo y hasta que al final del día viernes, pudiera cobrar la semana de labores.
Caminando y sudando copiosamente vio en el piso un billete de 10 y otro de 15 BF. Entre regañadientes maldijo su mala racha y mascullo airado. ¡Ni siquiera son dos de cien Bolívares! ¡Qué mala suerte de pulgas tengo! mirando los dos billetes como gallina que mira sal, mal humorado continuó rumbo al trabajo.
Antes de laborar entraba a la cafetería, allí se podía resolver con un 3en1 y una arepa rellena con lo que quisiera, la arepa costaba 50 y el tres en uno 20, pero solo portaba ese día en el bolsillo 50 para la arepa. Algo inesperado le cambiaría la rutina de las semanas, no esperaba que ese día casualmente la arepa rellena aumentaría en 65 BF.
Juan José por más que regateó con el servicio para que le dejaran la arepa rellena por 50 BF, irremediable recibió un NO rotundo tras otro no, eran órdenes de la administración y ellos no podían hacer absolutamente nada por solventarse el problema de rebaja. Por momentos sintió ganas de destruir el local y caerle a palos a todos los del servicio. En ese instante de ira se le encendió el bombillo y recordó de los 15 BF que había visto abandonados en la calle.
Salió a empellones de la pequeña cafetería y corrió como demonio que lleva el diablo intentando llegar lo más pronto al sitio del codiciado tesoro. Cuando estuvo en el lugar exacto del condenado hallazgo solo encontró hojas y papeles y por más que hurgó, registró y buscó no pudo hallar los dos billete abandonados.
Regresó a su trabajo con una cara de amargado y sin poder evitar su desgracia. Entristecido pasó todo el día trabajando y con el estómago pegado del espinazo. Después que cobró su sueldo semanal se fue directo a casa con un hambre que torturaba con matarlo. Cuantas veces mientras laboraba se lamentó de haber despreciado aquellos dos insignificante billetes de 5 y 10 BF, fue el peor dia de su vida laborable, el sol lo acribillo, fue un día de ayuno, una hambre tortuosa que las tripas amenazaban con devorarlo desde adentro hacia afuera.
LAS OPORTUNIDADES AUNQUE SEAN INSIGNIFICANTES PUEDEN VALER MUCHO, NUNCA DEBEN DE ABANDONARSE U OLVIDAR, QUIZÁS CUANDO QUERAMOS RESCATARLAS PUEDE OCURRIR COMO A JUAN JOSE, SERÁ DEMASIADO TARDE.
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