GENTE DE YAGUARAPARO
"RADIO VERGA E BURRO".
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Hace muchos años, el querido y popular Milloco en su lozana juventud, decidió realizar un curso de electrónica por correspondencia.
El cupo para hacer el curso lo localizó en los cuentos de Kalimán, siempre venían de sopetón publicitario o de promoción, en igual no faltaban en los distintos suplementos que pululaban en el pueblo, historietas litografiadas tales como: Tarzán, Turok, El llanero Solitario, TawaTawa, El Valiente, Juan sin Miedo, Tamakun, Superman, Los Super Héroes, Santo el Enmascarado de Plata, El Cuervo Azul, El Pato McDonald y de tantos otros que eran frecuentados por la mayoría de la población a falta de Televisión o computadoras.
Recibiendo el tutorial de enseñanza a distancia, el joven inteligente aprendió con premuras aquel curso que le adiestraría como Radio Técnico. Al paso de los días y en soledad fue aprendiendo lo que era un tubo de rayos catódicos, la ley de ohm y de cada componente que podía hacer funcionar a una frecuencia de emisión electrónica.
Y sin ton ni son, Milloco se desencantó por la radiofonía y la radiofrecuencia, el espectro lo poseyó y construyó una radio, era inevitable para concretar sus sueños, con el objetivo de emitir su voz más allá de las fronteras del pueblo.
El día que terminó su creación radioeléctrica, emocionado recogió su perolero y con el corotero metido entre un saco se fue camino del río, emboscado y entre las sombras de la tarde se ahuecó entre el denso follaje del sotobosque, guareciéndose bajo las ramas de un hermoso Bambú que crecía a las orillas del remanso del Río Yaguaraparo.
Colocó una antena improvisada en lo alto de una vara de bambú, después acomodó y organizó la radio frecuencia. Carcomido por la curiosidad y la grandeza, manipuló cada bobina como lo había aprendido del curso. Cuando todo estaba listo, encendió el equipo y tomando el micrófono comenzó a trasmitir lo que le venía quemando en su pensamiento, cantó el himno nacional, saludó a sus amigos, echo broma a granel, sin embargo, algo nunca funcionaría con aquella emisora naciente que se oía en todos los radios del pueblo. En el colectivo pueblerino había euforia, sorpresa, inquietud y admiración, pero todo se volvió un aguafiestas, hilaridad e indignación cuando Milloco dijo el nombre de la emisora doméstica. ¡Radio verga e burro! la vergataria de Yaguaraparo.
Aquello conmocionó la sociedad del pueblo, pues la palabra compuesta vergatario era una obscenidad, en igual la palabra verga tomada del coloquio pueblerino, significa pene.
LA GN y la Jefatura Civil hicieron una búsqueda intensiva, hasta que lograron en el ocaso de aquel día localizar al Locutor de la emisora Radio verga e burro, la vergataria de Yaguaraparo.
Milloco estuvo detenido varios días y aquel percance quedó para la historia del pueblo.
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