LA ÚLTIMA PRINCESA INCA DE CAJAMARCA
Un
cuento de verdad
Según
la historia, las princesas INCA se aposentaban en Cajamarca y mi señora Cleydi
proviene del Perú, siendo nativa de las tierras del Machu Picchu. Es de hacer
notar el exquisito valor cultural de tan transcendente historia y vale la pena
escribir que mi amada es una princesa, la princesa Cleydi es de Cajamarca…
Este
si es un verdadero cuento (Ja, ja, ja...) y perdonen que me ría de mí mismo es
una costumbre de mi parte.
Dedicado
a los entes que se dedican a proteger las etnias indígenas del viejo y nuevo
continente.
AÑO
1438
Atehualychet
era uno de los guerreros puros en la ciudad de los Incas.
Una
noche de luna llena estaba de centinela, cuidando los aposentos de su rey
Pachacútec cuando oyó una voz que le llamaba, se oía muy lejana y su eco se
esparcía muy cálido entre las montañas.
¿Quién
es? Preguntó con energía con una voz engolada y aguerrida.
¿Quién
sois? gritó con la piel engrinchada y en acecho aquel noble y corpulento sinchi
o como roca Inca, como no obtuvo respuesta alguna, continuó gritando en tono
grave: ¡Si no se deja ver lo deportaré a los celadores y lo cazaremos implacable
como a un enemigo!
Aquella
enternecida voz viajera en la fría brisa, se acercaba paulatina con el eco de
la noche y le volvió a llamar. Atehualychet sintió que un electrizante
escalofrió recorría su espina dorsal, la
voz era tan dulcificada, tierna, agradable y angelical que le cortó el resuello
por instantes, quiso dar la alarma, sin embargo, un sentimiento emergió de lo profundo de su
espíritu que le congeló de súbito, su laringe pronunció dejos guturales, garabatos
ininteligibles e indescriptibles, así tenso y boquiabierto quedó en suspenso y
paralizado sin pestañear. Cuando pudo reincidir en sus retinas la borrosidad de
aquella sombra misteriosa y pudo verla
más nítida, contempló admirado aquella hermosa e incomparable visión
ensoñadora.
Era
una princesa inca, hermosa, de ojos color de miel, semi rasgados, achinados,
nerviosa como pantera en celo, dilataba desmesuradas sus pupilas, cuyas se
rodeaban con una coloración clara e intensa que brillaban como el fuego, con el
reflejar del fulgor de la luna llena, un poco más abajo de sus atormentadores
ojos encandiladores, sus labios, eran frescos y vívidos como el rojo manzana,
codiciables, llenos de pasión silvestre, su tez era firme y sedosa, su piel
blanca como el color de los luceros, se veía agradable, provocaba acariciarla,
sus dientes de marfil fulgían destellos de perlas color del sol, su cabellera
era liza y negra como el manto azabache de la oscuridad reinante, sus senos
eran firmes, sensuales y hermosos, su cintura era como las montañas de Machu
Picchu, ondeantes, mirando al cielo, besando la miel de la tierra, danzando con
la brisa del Cuzco, sus pantorrillas
eran perfectas y fuertes como las construcciones que construía con colla, los
provenientes del Altiplano.
Atehualychet
quedó absorto y soltó el arma que mantenía con contundencia entre sus dedos
engarfiados, sus ojos se agudizaron para mirar la silueta escultural de aquella
hermosa joven, era una princesa INCA que de repente y salida del bosque
montañoso le arrebataba el corazón, y sin control se enamoró a primera vista.
Corrió en estampida desbocada para abrazar aquella noble visión que amaba aún
sin conocer y abriendo los brazos, enloquecido, hechizado y perturbado se abalanzó al vacío de la montaña vieja, con
la intención de abrazar con agresivo frenesí a aquel amor inesperado,
ineluctable pudo abrazar a una neblina pasajera que se disolvió entre sus
brazos, fue como el viento cuando besa el humo del ocaso.
Su
cuerpo no fue hallado por sus hermanos del pueblo de Machu Picchu. Se esparcieron
rumores durante muchos años y contaban que a partir del día de la desaparición
de Atehualychet, dos Gavilanes en alto vuelo se paseaba día y noche sobre el
gran pueblo de los incas…
Año
2012
El
espíritu del Gavilán trasmitido durante décadas de encarnación en
encarnación, buscando en el mundo
entero, encontró actualmente a su princesa en INTERNET, en Facebook, a la
hermosa Cleydi Bustamante Carranza, cuya es de origen Peruano y es nativa de
Cajamarca.
Un poco
de historia
“En
los Archivos de Indias, Stuart Sterling narra la historia que tuvo lugar en los
Andes durante los tiempos coloniales a partir de los trágicos destinos de las
princesas incas del Cuzco y de algunos de sus descendientes, nacidos en el
siglo XVIII y participes de la independencia sudamericana”.
“El
texto se retrotrae a la primera mención de que existe registro sobre las
princesas incas, quienes ocultaban el rostro oculto por máscaras de oro fundido
y vestían con túnicas adornadas de piedras preciosas, su hermosura y vestimenta
fue una visión codiciable y sensual para los españoles”.
“Una
de la historia más destacable es de la media hermana de Atahualpa, hermana de
Huascar, Quispe Sisa, quien fue "regalada" por el emperador a Pizarro
a la edad de 12 años, después de la muerte del conquistador fue entregada al
concejal español Francisco Ampuero, cuando ya solía llevar el nombre hispano de Inés”.
“Recientemente
ha sido posible conocer la identidad de las otras princesas cuyas permanecieron
en Cajamarca, gracias a las pruebas que debieron presentar en sus peticiones a
la corona española”.
“La
mayor parte de ellas se vieron forzadas a convertirse en amantes de los
principales capitanes de Pizarro y les dieron numerosos hijos mestizos”.
Hoy
la última princesa aún está vigente en el mundo, nacida en Cajamarca el 18 de
abril de 1991 se puede conocer en el Facebook y en varios blog que pululan en
la red, su nombre es: Cleydi Bustamante Carrazanza y es actual la esposa del
artista plástico: Eliad Jhosué Villarroel, hoy el Sinchi o roca: Atehualychet,
de cuyos nació el pequeño príncipe: Julián
Jhosué. Habitan en Yaguaraparo,
pequeña ciudad del Estado Sucre en Venezuela, esperando algún día regresar al
gran Perú, a su tierra de Cajamarca y a la gran Leyenda viva de Machu Picchu.
Cuando
regresen a esas tierras históricas de Suramérica, volverá a nacer el reinado de
los INCAS.
Escucha
la leyenda en la voz del autor:
http://tmblr.co/ZhaZtuVy9VG3
Foto
de referencia: el autor y su esposa
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